Tiempos de Cambio
Nos
situamos en el palacio de los príncipes Lobkowicz en Viena, el
verano de 1804. Un Ludwig van Beethoven de 33 años y con una
incipiente sordera, se dispone a interpretar por primera vez su
tercera sinfonía ante una reducida y privilegiada audiencia.
La
producción de la BBC Eroica (2003) recrea este momento con el máximo
rigor histórico. El mismo rigor que se observa en la magistral
interpretación de la sinfonía que en el film lleva a cabo la
Orchestre
Revolutionaire et Romantique. Por
primera vez en tiempos modernos
se recrean las mismas condiciones que se dieron hace más
de dos siglos en su premiere en lo referente al número de músicos, instrumentos y
dimensiones de la sala.
En
el planteamiento del film se plasman tres aspectos claves que
contextualizan la producción de la Heroica. En primer lugar
observamos la preocupación por el momento político, la Revolución
Francesa y los anhelos del pueblo que dejan paso a los de Napoleón.
En segundo lugar se nos muestra una sociedad estratificada que se
resquebraja. Y finalmente observamos un particular momento estético
en el que Ludwig van Beethoven rompe definitivamente con las
constricciones formales y conceptuales del clasicismo. El compositor,
ahora héroe abre las puertas de la historia moderna y del
romanticismo tal y como apunta Franz Joseph Haydn al final de la
película: “Ha hecho
algo que ningún compositor se había atrevido a hacer. Se ha puesto
el mismo en el centro de su obra. Nos ha abierto su alma (....) el
artista como héroe, algo bastante nuevo. Nada será igual a partir
de ahora.”.
Ludwig
van Beethoven dedicó la partitura a Bonaparte. Un Napoleón visto como un héroe por su lucha contra la tiranía en Europa. Los cambios vividos en la vecina Francia se observan desde
Austria des de dos perspectivas. Por un lado se anhelan los aires de
libertad y modernidad que se respiran tras la Revolución Francesa y
por otro lado los entonces recientes conflictos bélicos con la primera y la
segunda coalición mantienen despiertas las alertas. La heroica es
una obra determinante en el devenir de la historia de la música.
Determinante como también lo fue la Revolución Francesa para la
historia moderna. Y, lo son, porqué en su esencia hayamos la inspiración para un cambio de modelo. Poco después la decepción
del compositor es mayúscula al saber que Napoleón se había coronado emperador. Inmediatamente le retira la dedicatoria ofreciéndole dicho
reconocimiento a su mentor el Príncipe Lobkowicz. A pesar de la
decepción, la profundidad de la obra se mantiene viva por su
narración liberadora, reflejo del momento histórico vivido por una
sociedad Europea en renovación. La lucha del Allegro con brío
nos lleva a una marcha fúnebre y el Scherzo a una vida
renovada que desemboca en las incertidumbres del Finalle.
La Heroica es un espejo de la situación política en Europa pero al
mismo tiempo en ella también se proyectan los sufrimientos del compositor. La
Heroica de Ludwig van Beethoven sublima a la audiencia y este hecho
no es casual. Es un espejo del alma del compositor en el que se
refleja su turbación y al mismo tiempo las esperanzas de una sociedad. Sentimiento del que la obra se contagia como apunta el Conde
Lobkowitz “un
extraordinario experimento sobre un mundo inesperado”.
Muchos observamos con turbación nuestro entorno y esperamos que otra revolución irrumpa en la sociedad la Revolución Verde.
Muchos observamos con turbación nuestro entorno y esperamos que otra revolución irrumpa en la sociedad la Revolución Verde.
No hay comentarios :
Publicar un comentario